5 de Mayo esquina Altamirano La Paz, Baja California Sur.

SALA DOS Cedulario del Museo Regional de B.C.S.

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PINTURAS RUPESTRES

En el fondo de los cañones de las sierras de Baja California Sur se encuentra una de las manifestaciones pictóricas rupestres más importantes del mundo . Estas pinturas se inscriben en el estilo Sierra de San Francisco, de lo que se denomina el “Gran Mural”, cuyo limites van desde la sierra de San Borja y la sierra de San Francisco hasta la caída sur de los lomeríos de la sierra de Guadalupe. Las pinturas han sido relacionadas con varios mitos que dan cuenta del comienzo de la vida y la creación de los primeros seres humanos en el mundo antiguo peninsular. También se han relacionado con la representación de los muertos, la “posesión del espíritu”, el “trance” y un “vuelo”, el cual se lograba con la ingesta de plantas alucinógenas nativas. Los colores para el pintado se preparaban con minerales reducidos a un finísimo polvo al que se le iban añadiendo diferentes aglutinantes como agua, sangre, grasa animal y extractos de plantas, los que eran aplicados con pinceles o directamente con los dedos en los respaldos rocosos. Del óxido de hierro fue sacado el color rojo, del manganeso el negro y del yeso se obtuvo el blanco. Con estos colores se lograron más de veinticinco tonalidades que fueron matizando los pigmentos. Las pinturas rupestres de la sierra de San Francisco fueron incluidas en la lista del patrimonio mundial de la Unesco en el año 1994.

Cueva de San Borjita

Cueva de San Borjitas

Es uno de los sitios con pinturas rupestres que más se ha estudiado en la península de Baja California. Está localizado en un punto lejano de la sierra de Guadalupe, en el municipio de Mulegé, y es hasta hoy el espacio que da cobijo a una de las pinturas rupestres de mayor antigüedad en México y en el continente americano , pues una de las imágenes bicolor que se encuentra en su mural tiene una temporalidad de 7 500 años antes del presente .

Cueva de Santa Teresa

Cueva de Santa Teresa

Quienes supieron de la existencia de las pinturas del cañón de Santa Teresa, fueron los primeros rancheros de la sierra de San Francisco, quienes comenzaron a poblarla gracias a Buenaventura Arce, un californio fundador del tronco de los Arce, que ahora sigue floreciendo en los oasis de esa sierra y de donde han salido los guías que conducen a los visitantes que se atreven a incursionar hasta la profundidad de los cañones.

Cueva Oscura

Cueva Oscura

El lugar donde se encuentran estas pinturas rupestres permite observar un entorno que ahora se valora como paisaje ritual, es decir de pertenencia común a una cultura en donde lo sagrado delimita lo profano. Así, las cuevas pintadas pueden ser vistas como los lugares sagrados de quienes estuvieron poblando la península y expresando su espiritualidad desde hace miles de años.

Cueva Pintada

Cueva Pintada

La Cueva Pintada se localiza al margen derecho del arroyo de San Pablo, en la profundidad de un cañón llamado Santa Teresa, o también “Salsipuedes”, en la sierra de San Francisco. Muchas de sus figuras están pintadas encima de otras, formando hasta siete capas pictóricas distintas, al grado que es difícil reconocer una de las restantes, particularmente las más profundas. En ella se han contabilizado más de mil cuatrocientas figuras de diferente tamaño. Destacan las de mamíferos terrestres y marinos, como venados, borregos cimarrones, liebres, ballenas y focas. Entre lo más sobresaliente están las figuras humanas de gran formato, las cuales se muestran con los brazos extendidos. Gracias a diferentes trabajos de investigación, algunos estudiosos remiten la presencia humana de La Pintada a una antigüedad de poco más de 10 000 años.

El Gran Mural

El Gran Mural

En general, se acepta que las pinturas rupestres de las sierras de San Francisco y Guadalupe pertenecen a lo que se conoce de manera genérica como “Gran Mural”, concepto creado para designar las características colosales de esta representación. Dentro del “Gran Mural” se han definido hasta el momento varios estilos y son los siguientes: rojo granito para la sierra de San Borja, sierra de San Francisco para las pinturas que se localizan en esa sierra, La Trinidad y el semiabstracto meridional para la sierra de Guadalupe. Recientemente se han identificado en esa misma área dos nuevos estilos a los que se les ha dado el nombre de La Matanza, y Guajademí. Es de señalar que la definición de los primeros cinco estilos se dio en función del trazo, las características del soporte, la escala y las técnicas de aplicación del color, y no tanto por las temáticas que las pinturas contienen. Existe una cueva denominada Cueva de la Serpiente que representa el descenso de una serpiente con cornamenta de venado justo en el equinoccio de primavera, es decir, el 21 de marzo, lo cual nos indica que algunos de los sitios con pinturas rupestres podían cumplir entre otras funciones la de ser marcadores calendáricos muy puntuales.

Tigre dientes de Sable

Cabeza de venado, Cueva Pintada

Los pigmentos minerales para el pintado de las cuevas fueron trasladados desde un yacimiento que se encuentra en uno de los cañones del volcán de las Tres Vírgenes , y seguramente también de algunos otros lugares cercanos a la costa, donde se localiza ahora el puerto y mineral de Santa Rosalía. De este mismo volcán se extraía también la obsidiana para la fabricación de las puntas que se empleaban en la cacería de animales. Al parecer, muchas de estas puntas están sugeridas en las pinturas rupestres, atravesando figuras humanas y de venados, principalmente. Algunos autores de libros sobre las pinturas rupestres, y también muchísimos visitantes que tienen la oportunidad de conocer algunas de las pinturas, miran en las imágenes rupestres lo que consideran la obviedad de una cacería, una guerra, la evidencia visual de la violencia, el sacrificio ritual, la iniciación sexual de los jóvenes, así como la vida reproductiva; también, hay quienes han buscado otras lecturas relacionadas con eventos astronómicos ocurridos hace miles de años.

Cueva de las Flechas

Cueva de las Flechas

El nombre de este sitio se debe a que el lienzo de la pared rocosa presenta unas figuras humanas flechadas, aparentemente una representación femenina y otra masculina.

Este sitio es uno de los de mayor atracción visual por varias razones. Una de ellas es la limpieza de su factura que sugiere haber sido elaborada en una sola ejecución. A diferencia de otras, esta no fue repintada, por lo que su lectura visual es de las más claras.

Cueva de San Julio

Cueva de San Julio

La Cueva de San Julio forma parte del conjunto pictórico del cañón de Santa Teresa, y al igual que los otros sitios de esta área, las pinturas están constituidas por “ideogramas” . Es decir, representaciones simbólicas que tuvieron su correspondencia fonética en idiomas hasta hoy desconocidos por nosotros, pero cuya aproximación en el tiempo histórico correspondería a las lenguas cochimí, guaycura y pericú, pues fueron estas las registradas por diferentes observadores llegados a la península desde 1535 y hasta el siglo XVIII.

Cueva de San Sebastián

Cueva de San Sebastián

Algunos autores de libros sobre las pinturas rupestres, y también muchísimos visitantes que tienen la oportunidad de conocer algunas de las pinturas, miran en las imágenes rupestres lo que consideran la obviedad de una cacería, una guerra, la evidencia visual de la violencia, el sacrificio ritual, la iniciación sexual de los jóvenes, así como la vida reproductiva; también, hay quienes han buscado otras lecturas relacionadas con eventos astronómicos ocurridos hace miles de años.

Cueva de la Cuesta de San Pablo

Cueva de la Cuesta de San Pablo

La lectura de las diferentes figuras que se pueden observar en las pinturas muestra el carácter “realista” de muchas de las representaciones del gran mural de la sierra de San Francisco, y en el cual se pueden apreciar tanto las figuras humanas femeninas como masculinas , que se despliegan en una relación de carácter sagrado con diversos animales marinos y terrestres.

EL DESCUBRIMIENTO

EL DESCUBRIMIENTO

La península de California fue descubierta por los españoles en el año 1533. La nave en que se hizo el viaje de descubrimiento, llamada La Concepción, había salido originalmente del puerto de Santiago junto con otra embarcación, a la que una fuerte borrasca separó frente a las costas de la Nueva Galicia (Jalisco): el viaje de estas dos naves había sido preparado y financiado por Hernán Cortés. En un principio, La Concepción llevaba como capitán a Diego Becerra, quien perdió la vida a manos de varios marineros que se amotinaron, a los que jefaturaba el piloto Fortún Jiménez Bertandoña, de origen vizcaíno. Este tomó a su cargo el navío y lo condujo mar adentro, rumbo al noroeste, hasta topar con las costas de la península, probablemente a la altura de la bahía de La Paz. Fortún Jiménez murió durante un encuentro que los expedicionarios tuvieron con los nativos del lugar donde ocurrió el desembarco. Los sobrevivientes regresaron entonces a la Nueva Galicia, donde difundieron la noticia de que en la tierra descubierta se hallaban abundantes placeres perleros. Se pensó en un principio que los tripulantes de La Concepción habían descubierto una isla de gran tamaño.

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